No todo en finanzas son números. De hecho, casi nada lo es.
Detrás de cada índice de mercado hay empresas y personas, y detrás de cada fondo de inversión hay inversionistas que buscan seguridad financiera para ellos y los suyos. En todo esto, hay muchos sentimientos involucrados (y tus decisiones de inversión no son la excepción).
Digamos las cosas como son: ver cómo tu dinero sube o baja genera emociones. Y esas emociones son diferentes para cada uno de nosotros. Es normal, todos tenemos gustos diferentes. Y determinar qué emociones te genera a ti es una parte clave de planear tus finanzas personales. Me refiero específicamente a tu nivel de tolerancia (o intolerancia) al riesgo, algo de lo que ya hemos hablado mucho en reportes de las semanas anteriores.
La tolerancia al riesgo en inversiones se refiere a la caída máxima del valor de tus inversiones que eres capaz de soportar sin sentirte incómodo o ansioso por las fluctuaciones del mercado. (la visibilidad de una minusvalía en una inversión puede variar y ser mayor o menor según el tipo de inversión).
Y puede ser difícil de cuantificar en muchos casos. Es común que en periodos de calma o de ganancias pensemos que toleramos las caídas del mercado; pero a la hora de que pasan esas caídas, nos damos cuenta que lo que estimábamos conceptualmente no reflejaba nuestros sentimientos al vivirlo en realidad.
El tema es que si no escogemos bien nuestro nivel de riesgo, podríamos sacrificar ganancias. ¿Por qué?
Ya lo has escuchado antes: A más riesgo, mayor rentabilidad
La regla número uno de inversiones es que a mayor riesgo, mayor retorno. No existe una inversión que te pueda prometer consistentemente buenos retornos sin que involucre desviaciones en el camino.
Déjame ponerte un ejemplo real comparando dos tipos de inversiones: bonos y acciones. Los bonos son una emisión de deuda: una empresa o un país pide dinero prestado y ofrece devolverla a cierta fecha futura. Las acciones son partes del patrimonio de una empresa que se venden en el mercado (generalmente en bolsas de valores). Por regla general, las acciones suelen ser más riesgosas que los bonos.
“Entonces invirtamos solo en bonos”. No tan rápido. Basándonos en la historia, si haces eso, a la larga tendrás menores rendimientos.
En el siguiente gráfico podemos ver el rango de rentabilidades anuales históricas para carteras con distintas asignaciones entre bonos y acciones. En blanco vemos las rentabilidades anuales promedio. Si te fijas, en la medida que un mayor porcentaje de la cartera está invertida en acciones pasan dos cosas:
1) Hay valores extremos, es decir, años muy buenos y años muy malos
2) La rentabilidad promedio incrementa.
Esto es porque son más los años con rentabilidades positivas que aquellos con rentabilidades negativas. En otras palabras, a cambio de aceptar mayores fluctuaciones en tu inversión, a la larga obtienes mayor rentabilidad.
Nota: Este gráfico fue generado utilizando los retornos totales del índice LUATTRUU, que representa el mercado de bonos emitidos por el tesoro de Estados Unidos, y del índice S&P 500, que representa las 500 acciones más importantes de Estados Unidos, con datos de 1989 a 2022. El rendimiento de un índice no es una representación exacta de una inversión en particular.
El riesgo de las inversiones disminuye con el tiempo
Las bajas del mercado son totalmente normales en una cartera de inversiones de buen retorno. Los mercados fluctúan todos los días. Pero ten en cuenta algo: en el largo plazo, las subidas son mayores que las bajadas. Acá va otro ejemplo real en base al índice S&P500, probablemente el índice más importante – al menos por el tamaño y la liquidez - del mundo.
Si tomamos en cuenta la rentabilidad histórica de este índice, se puede ver que quienes invirtieron en él por un día tuvieron casi un 50% de probabilidad de perder, mientras que la probabilidad de perder fue cero para quienes invirtieron por 20 años.
Como puedes ver, cuando hablamos de periodos cortos, es muy volátil, casi imprudente, invertir en activos riesgosos, porque hay una probabilidad no menor de que tu inversión caiga y no se alcance a recuperar para el momento en que necesitas el dinero. Es por esto que insisto tanto en siempre revisar el periodo de la inversión que estamos pensando en realizar.
Pero si estamos hablando de periodos largos, lo mas arriesgados es no tomar riesgo. Paradójicamente, escoger un portafolio muy conservador para invertir a largo plazo puede ser una decisión demasiado riesgosa, en el sentido de que pierdes la oportunidad de ganar más.
No olvidemos la importancia de diversificar
Si inviertes todo tu dinero en poquitas acciones o en una sola industria, el tiempo no necesariamente hará que tu inversión sea más segura. Imagínate a alguien que invirtió todo en Blockbuster, o en el Banco de Sillicon Valley (SVB), esas personas perdieron toda su inversión.
La razón por la que funciona para carteras de inversión diversificadas es que, con el tiempo, tiende a haber más acciones y bonos "ganadores" que "perdedores". Y las inversiones que ganan dinero compensan a las que fracasan.
En este reporte estamos hablando de acciones y bonos por la facilidad de medir sus retornos históricos y graficarlos, pero piensa en otros tipos de inversiones que realizas o que te has sentido a realizar, anteriormente ya hemos analizado diferentes tipos de inversiones con sus riesgos.
Diversificar significa no poner todo el capital en un solo vehículo, sector, o tesis de inversión para tener tranquilidad de que cuando algo malo le pase a una empresa o un grupo de empresas, no sea un mayor problema para tu inversión.
En los tiempos en que las acciones y bonos se compraban por teléfono e invertir sólo era accesible para la gente rica, diversificar no era algo sencillo. Pero por suerte con la tecnología se ha hecho mucho más accesible (por ejemplo a través de ETFs).
Cada uno de nosotros tiene gustos únicos, descubre el tuyo
Esto que te acabo de contar no significa que todos debemos tomar las mismas decisiones. Puede ser que Veronica, Oscar y Javier inviertan para el mismo plazo, digamos 10 años, que todos tengan una cartera bien diversificada, y aún así probablemente cada uno de ellos va a escoger un nivel distinto de riesgo para su inversión. Eso es totalmente válido, recomendable y sano.
Por ejemplo, la cabeza de Roberto es buena para imaginarse el peor de los escenarios.. Aunque tiene un fondo de emergencia para imprevistos, le gusta tener plan B, C, D, E y F. En algunos de sus escenarios catastróficos, imaginarios y casi imposibles, tiene que sacar dinero de sus inversiones inesperadamente, y por eso le da paz mental que una parte de su portafolio sea conservadora, a pesar de que planea invertirla por más de 20 años y a pesar de que sabe que lo más seguro es que si eligiera una opción con más riesgo su retorno sería mayor después de todos esos años.
¿Qué hizo bien Roberto? Se hizo las preguntas correctas…
Y tu, ¿Consideras que te haces las preguntas correctas antes de invertir?
Diego Alcalá
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