top of page

¿Realmente necesitamos un fondo de emergencia?


El fondo de emergencia es uno de esos conceptos que escuchamos constantemente en el mundo financiero. Casi todos los asesores y expertos insisten en su importancia, pero ¿realmente es tan necesario como nos dicen?


Como dice Warren Buffett: "El riesgo viene de no saber lo que estás haciendo". Y en este caso, mantener dinero estacionado sin un propósito claro podría ser más riesgoso que no tenerlo.


Tradicionalmente, un fondo de emergencia se define como una reserva de dinero líquido destinada exclusivamente para situaciones imprevistas. La palabra clave aquí es "líquido", ya que la inmediatez del acceso a estos recursos es lo que lo diferencia de otras formas de ahorro o inversión. En términos prácticos, hablamos de dinero que podemos utilizar en cualquier momento sin penalizaciones ni pérdidas por ventas apresuradas.


La obsesión actual con los fondos de emergencia tiene su origen en la incertidumbre económica que vivimos. Las crisis recientes, desde la pandemia hasta los conflictos geopolíticos, han demostrado que las circunstancias pueden cambiar drásticamente en cuestión de días. Como vimos en la pandemia, quienes tenían reservas pudieron navegar mejor los cierres económicos y la pérdida de empleos.

Sin embargo, esta narrativa del miedo no debería ser la única razón para mantener dinero estacionado. Como menciona Howard Marks en su libro "Lo más importante para invertir con sentido común": "El riesgo surge cuando los inversionistas no saben lo que están haciendo". En otras palabras, tener un fondo de emergencia debería ser una decisión estratégica, no una reacción al miedo.


La realidad es que no todos necesitamos el mismo tipo de fondo de emergencia. Por ejemplo, un empleado con un trabajo estable en una empresa sólida, con seguro médico y prestaciones, probablemente requiera menos reservas que un empresario o freelancer cuyos ingresos son más variables. Un caso que ilustra esto perfectamente es el de un amigo que trabaja como consultor independiente: mantiene un fondo de emergencia equivalente a ocho meses de gastos porque sus proyectos pueden retrasarse o cancelarse sin previo aviso.


Existen situaciones donde tener un fondo de emergencia no solo es recomendable, sino crucial. Si eres el único sostén económico de tu familia, si trabajas en una industria volátil, o si tienes condiciones médicas que pueden requerir atención imprevista, entonces sí, necesitas una reserva significativa. También es importante si tienes deudas o compromisos financieros que no puedes dejar de pagar.


¿Cuándo deberíamos usar este fondo? La respuesta parece obvia: en emergencias. Pero definir qué constituye una emergencia es más complejo de lo que parece. Una reparación urgente del coche que necesitas para trabajar es una emergencia.


Un viaje de último minuto porque encontraste una "oferta imperdible" no lo es. La clave está en distinguir entre urgencias reales y deseos impulsivos. No olvidemos que vivimos en el momento de la historia con mayor volumen de anuncios hablandonos sobre aquella siguiente cosa que necesitamos.


En mi experiencia asesorando a algunas personas, he notado que quienes mantienen fondos de emergencia demasiado grandes pueden llegar a perder oportunidades de inversión valiosas. Por ejemplo, una cliente mantenía más de dos años de gastos en una cuenta de bajo rendimiento, mientras la inflación erosionaba su poder adquisitivo. Cuando analizamos su situación, mi recomendación fue que distribuyera parte de ese dinero en inversiones más productivas, manteniendo solo seis meses como fondo de emergencia.


El verdadero arte está en saber cuándo no tocar el fondo. He visto personas que, ante la primera dificultad financiera, acuden a sus reservas de emergencia en lugar de ajustar su presupuesto o buscar soluciones alternativas. Como dice Ray Dalio: "Si tienes un buen plan y lo sigues bien, las probabilidades están a tu favor". El fondo debe ser tu último recurso, no tu primera opción cuando las cosas se ponen difíciles.


Ahora, ¿Qué pasa si nunca necesitas usar tu fondo de emergencia? Esta es una preocupación válida, especialmente considerando que el dinero estacionado pierde valor con la inflación. Una estrategia inteligente es mantener este fondo en instrumentos de bajo riesgo pero que al menos generen algún rendimiento, como CETES o inversiones equivalentes que permitan disponibilidad inmediata.


En términos prácticos, si después de varios años no has necesitado recurrir a tu fondo, podrías considerar reducirlo y redirigir parte de ese capital hacia inversiones más productivas. Sin embargo, esto debe hacerse con cautela y solo después de evaluar cuidadosamente tu situación financiera actual.


La decisión de mantener un fondo de emergencia debe basarse en un análisis honesto de tu situación, no en el miedo o en seguir ciegamente consejos genéricos. Algunos pueden necesitar 12 meses de gastos guardados, mientras que para otros, tres meses son más que suficientes. La clave está en encontrar el equilibrio entre la seguridad y la oportunidad de hacer crecer tu dinero.


Personalmente, creo que más importante que el tamaño del fondo es la mentalidad con la que lo manejas. No debe ser una excusa para mantener tu dinero improductivo por miedo, sino una herramienta que te permita tomar decisiones financieras más arriesgadas en otras áreas de tu vida, sabiendo que tienes un respaldo.


Y tú, ¿Has evaluado realmente si necesitas un fondo de emergencia o simplemente lo mantienes porque todos dicen que deberías tenerlo?


Diego Alcalá, Director Operativo en Comprando América

0 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page